El maestro de canto

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La estrecha relación que mantuvo Isidora Zegers con su maestro Frédéric Massimino queda en evidencia en el Álbum azul. Frédéric Massimino fue un profesor de canto de origen italiano durante en el último cuarto del siglo XVIII. Se le recuerda principalmente por sus manuales Nouvelle édition des solfèges à une voix  y Nouvelle méthode pour l’enseignement de la musique que se mantuvieron vigentes hasta el último cuarto del siglo XIX.  Alrededor de 1816 se hizo famoso en París por su “método de enseñanza mutua”. No se tiene muy claro desde qué momento Isidora comenzó a tomar clases con él, pero debió ser después de 1813.

Este vínculo, entre Isidora Zegers y su maestro, al que describe junto a este retrato como “Compositor y profesor de Canto por la Escuela Imperial de Saint Denis”, se despliega en 15 documentos, una nota de prensa con un grabado del músico pegado a ella, 11 cartas y dos partituras, con piezas musicales compuestas por Massimino y dedicadas a Isidora Zegers.

Frédéric Massimino demuestra de muchas formas la calidad y el tono de esta relación de afinidad. Llama frecuentemente a Isidora “mi joyita” y  durante muchos años le pide que regrese, como dice en una carta: “Si usted quiere hacerme el bien, deje Chile y vuelva lo antes posible entre los parisinos, donde el talento puede prosperar más”.

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Vals compuesto por Isidora Zegers en honor a Massimino, c.1823

En las últimas cartas, su maestro pasaba apuros ecónomicos, por lo que pide encarecidamente a Isidora que cobre a un señor Ramírez una cantidad de dinero que éste le adeuda por un conjunto de sus manuales que le había entregado en concesión, y el mismo requerimiento hace con respecto a Henry Lanza. Nunca sabremos si Massimino pudo cobrar efectivamente el dinero que se le adeudaba porque no hay ninguna noticia al respecto.

Frédéric Massimino estaba muy orgulloso de su antigua estudiante y así lo manifiesta en las cartas al decir en una “Sé que usted es la primera virtuosa de Chile” o, en otra, “Todos los chilenos que llegan a París me hablan de usted de un modo que aumenta mi pesar por no haber podido conservar en París el modelo del más bello de los talentos”.

Fréderic Massimino falleció en París el 15 de mayo de 1858. Así, y con mucho afecto, se despedía de su insigne alumna Frédéric Massimino “Me despido, encantadora Isidora, joya de las más preciosas que existen en la tierra. Le reitero mi indefectible afecto”.

El maestro de canto