Carta de Antonio Zilli
Dublin Core
Título
Carta de Antonio Zilli
Materia
Carta
Descripción
Carta de Antonio Zilli para Isidora Zegers
Estimada señora
Trieste, 8 de noviembre de 1854
Espero haya recibido mi carta en respuesta a la gentil suya del 14 de abril, la cual recibí los últimos días de junio. De nuevo le doy mis noticias. Lamentablemente, desde ese momento sufrí muchos cambios. Padecí de una enfermedad que me dejó lleno de reumatismos y dolores, además, ese dedo del que sufría en Santiago por la caída que tuve en el Istmo de Panamá, me atormenta y no me permite tocar ni la guitarra ni el violín. Todo eso se atribuye al largo viaje de regreso por mar, y al frío y a los sufrimientos que toca soportar en tales ocasiones. A eso se suma el inmenso pesar que me desgastó y que no me deja de atormentar, y que me privó de la que tenía que sustentar mi vejez y mi pobre familia. Querida señora Zegers, Usted me creerá. Siempre lloro, y cada día que pasa parece crecer mi afán, mi martirio. En qué familia tan desolada se convirtió la mía. Al quitarme Dios esta criatura me quitó todo y, como le decía, hasta me critican por no haberme opuesto a ese viaje tan lejos, reprochándome que habría podido quedarse en Europa, y me condenan. Esto me abatió todavía más. Soy miserable. //
[1 verso]
Querida señora Zegers, siempre le decía que me iba a esperar la deploración, y no es fácil encontrar madamas Zegers. Se encuentran pocas personas bendecidas.
Con la terrible guerra, la carestía que hace que todos los bienes de primera necesidad valgan demasiado, el comercio que está languideciendo, y con la adición del cólera, puede imaginar mi terrible situación. Usted, que es amorosa y de gran corazón, sufrirá al escuchar mis desgracias y mis lamentaciones, y yo la entristeceré. En todo caso, espero que con su buen corazón no me aborrezca y que no me tenga lástima.
Le ruego recordar de mi a todos los que consideraba recomendarme para alguna asistencia, le deseo lo mejor a sus queridas y amables hijas e hijos y para todos. Confío en Usted para obtener alguna ayuda de alguna manera, en cuanto a su distinguida persona no le faltan los medios. Mi familia siempre bendecirá su nombre y rezará siempre para todos Ustedes, y yo también siempre lo haré. Dios podrá compensarla, y lo hará en cuanto me cuidó tanto a través de su buen corazón y de tan querida alma asistiendo y auxiliando a una pobre y desgraciada familia, abatida y sin coraje por tener un corazón delicado y de buena educación para pedir a alguno lo que le debería corresponder despreocupándonos de tales precauciones.
Revisando los escritos de mi pobre hija, encontré esto en uno de ellos: “Me siento muy infeliz, pero la idea de convertirme así en artista y acumular una pequeña fortuna para ayudar a mi familia, y poder asistir algún infeliz con mis socorros //
[1 reverso]
me da placer y ¡me entrega un momento de felicidad!” Estos son pensamientos muy elevados, grandiosos, sublimes, no comunes… Usted, mi señora, por el poco tiempo que tuve la suerte de conocerla, me parece, y no me equivoco afirmándolo, cultiva los mismos exactos sentimientos, lo que me hace esperar que Usted quisiera acceder a lo que humildemente en mi socorro y ventaja le ruego.
Mil bendiciones para el fin del 54, y lo mismo para el año que llega. Dios felicite a Usted y a toda su familia, parientes y a todos los amigos. Voy a pedirle otra gracia, que no me deje por largo tiempo sin noticias de Usted, y espero quisiera concederme esto y reconfortarme con una querida carta suya. Por mientras, tengo el honor de expresar toda mi gratitud, reconocimiento y afectuosa memoria, junto con mi familia
Su obligadísimo y muy apasionado servidor y amigo
Antonio Zilli
Dirección, Trieste. San Antonio Viejo cofradía de los armenios
N. 1017
[2 verso]
Estimada señora
Trieste, 8 de noviembre de 1854
Espero haya recibido mi carta en respuesta a la gentil suya del 14 de abril, la cual recibí los últimos días de junio. De nuevo le doy mis noticias. Lamentablemente, desde ese momento sufrí muchos cambios. Padecí de una enfermedad que me dejó lleno de reumatismos y dolores, además, ese dedo del que sufría en Santiago por la caída que tuve en el Istmo de Panamá, me atormenta y no me permite tocar ni la guitarra ni el violín. Todo eso se atribuye al largo viaje de regreso por mar, y al frío y a los sufrimientos que toca soportar en tales ocasiones. A eso se suma el inmenso pesar que me desgastó y que no me deja de atormentar, y que me privó de la que tenía que sustentar mi vejez y mi pobre familia. Querida señora Zegers, Usted me creerá. Siempre lloro, y cada día que pasa parece crecer mi afán, mi martirio. En qué familia tan desolada se convirtió la mía. Al quitarme Dios esta criatura me quitó todo y, como le decía, hasta me critican por no haberme opuesto a ese viaje tan lejos, reprochándome que habría podido quedarse en Europa, y me condenan. Esto me abatió todavía más. Soy miserable. //
[1 verso]
Querida señora Zegers, siempre le decía que me iba a esperar la deploración, y no es fácil encontrar madamas Zegers. Se encuentran pocas personas bendecidas.
Con la terrible guerra, la carestía que hace que todos los bienes de primera necesidad valgan demasiado, el comercio que está languideciendo, y con la adición del cólera, puede imaginar mi terrible situación. Usted, que es amorosa y de gran corazón, sufrirá al escuchar mis desgracias y mis lamentaciones, y yo la entristeceré. En todo caso, espero que con su buen corazón no me aborrezca y que no me tenga lástima.
Le ruego recordar de mi a todos los que consideraba recomendarme para alguna asistencia, le deseo lo mejor a sus queridas y amables hijas e hijos y para todos. Confío en Usted para obtener alguna ayuda de alguna manera, en cuanto a su distinguida persona no le faltan los medios. Mi familia siempre bendecirá su nombre y rezará siempre para todos Ustedes, y yo también siempre lo haré. Dios podrá compensarla, y lo hará en cuanto me cuidó tanto a través de su buen corazón y de tan querida alma asistiendo y auxiliando a una pobre y desgraciada familia, abatida y sin coraje por tener un corazón delicado y de buena educación para pedir a alguno lo que le debería corresponder despreocupándonos de tales precauciones.
Revisando los escritos de mi pobre hija, encontré esto en uno de ellos: “Me siento muy infeliz, pero la idea de convertirme así en artista y acumular una pequeña fortuna para ayudar a mi familia, y poder asistir algún infeliz con mis socorros //
[1 reverso]
me da placer y ¡me entrega un momento de felicidad!” Estos son pensamientos muy elevados, grandiosos, sublimes, no comunes… Usted, mi señora, por el poco tiempo que tuve la suerte de conocerla, me parece, y no me equivoco afirmándolo, cultiva los mismos exactos sentimientos, lo que me hace esperar que Usted quisiera acceder a lo que humildemente en mi socorro y ventaja le ruego.
Mil bendiciones para el fin del 54, y lo mismo para el año que llega. Dios felicite a Usted y a toda su familia, parientes y a todos los amigos. Voy a pedirle otra gracia, que no me deje por largo tiempo sin noticias de Usted, y espero quisiera concederme esto y reconfortarme con una querida carta suya. Por mientras, tengo el honor de expresar toda mi gratitud, reconocimiento y afectuosa memoria, junto con mi familia
Su obligadísimo y muy apasionado servidor y amigo
Antonio Zilli
Dirección, Trieste. San Antonio Viejo cofradía de los armenios
N. 1017
[2 verso]
Autor
Antonio Zilli
Fuente
Fecha
8 de November de 1854
Derechos
El Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile es el custodio de este documento.
Formato
Carta en tres planas
Idioma
Italiano
Tipo
Letter
Identificador
IZ_100
Cobertura
Trieste
Colección
Citación
Antonio Zilli, “Carta de Antonio Zilli,” El Álbum de Isidora Zegers, consulta 17 de mayo de 2024, https://elalbumdeisidora.omeka.net/items/show/100.